¿Porqué sentimos más el dolor con el frío? Descubre cómo influye el frío en el aumento del dolor
La relación entre los dolores corporales y el frío es antigua. Seguro que al menos una vez has escuchado frases como “va a cambiar el tiempo, me duele la rodilla” o “tengo dolores en el cuerpo por el frío”. Un estudio de la Escuela de Medicina de Harvard encontró que el 67% de las personas entrevistadas en Estados Unidos sienten más dolor cuando hay un cambio brusco de temperatura.
Entonces no, no estás solo en esto y no, nuestros porros no obtuvieron superpoderes ni se convirtieron en el hombre del momento en las noticias de televisión. La aparición de estos dolores musculares y articulares con la llegada del frío tiene un motivo y te contamos cuál es.
¿Por qué me duele más el cuerpo con el frío?
La razón es sencilla. Con el frío nos movemos menos, contraemos los músculos y nos encogemos más. Esto provoca rigidez muscular y posibles molestias al moverse. Las personas que han sido sometidas a una cirugía reciente, por ejemplo, pueden sentir más esta molestia, las cicatrices se retraen más provocando más dolor. Las lesiones suelen ser desde bursitis de rodilla a otras que si bien son de origen traumático generan posteriormente dolor crónico como la luxación de rótula lo cual origina muchas consultas relativas al tratamiento de dolor de rodillas.
Disminución del diámetro de los vasos sanguíneos y contracción de los músculos.
Ante un cambio brusco de temperatura, los vasos sanguíneos reducen ligeramente su diámetro y los músculos y articulaciones tienden a contraerse más para que haya una temperatura adecuada y más sangre en los órganos, ya que son esenciales para la vida. En ocasiones la lesión debe ser bien valorada o tratada y es por ello que por ejemplo se hace una artroscopia de hombro a fin de diagnosticar y tratar al unísono.
Con menos sangre y calor en las extremidades del cuerpo, cualquier toque o golpe puede ser aún más doloroso y las cicatrices quedan más retraídas y los receptores del dolor situados en las regiones más profundas del cuerpo se vuelven más sensibles y envían el estímulo del dolor al cerebro al más mínimo estímulo.
Aumento de la viscosidad del líquido sinovial.
Además, con el frío, el cuerpo reduce la circulación para preservar la temperatura, lo que aumenta la viscosidad del líquido sinovial, que permanece en el interior de las articulaciones y sirve para lubricarlas. Este aumento de viscosidad genera mayor rigidez en las articulaciones y, en consecuencia, más dolor.
Variación de la presión atmosférica.
Las articulaciones tienen barorreceptores, sensores de presión, que están sensibilizados ante estos cambios bruscos. Cuando la presión barométrica cae, los tejidos del cuerpo pueden expandirse, lo que ejerce más presión sobre los nervios que controlan las señales de dolor.
Mayor sensibilidad de las terminaciones nerviosas de la piel.
Según esta teoría, los cambios bruscos de temperatura nos hacen más sensibles al dolor porque las terminaciones nerviosas situadas en la piel se vuelven más sensibles, con la llegada del frío o la lluvia esto provoca una pequeña hinchazón de las articulaciones, que aunque no puede A simple vista, es suficiente para provocar la aparición o el empeoramiento de dolores articulares.
Hipermovilidad articular y EDS: ¡ATENCIÓN!
Los dolores provocados por la Hipermovilidad Articular y el Síndrome de Ehlers-Danlos (SED) pueden acompañar a una persona durante todo el año, pero especialmente en épocas más frías, tienden a intensificarse. ¡Por lo tanto, tenga mucho cuidado en este caso!
Cómo prevenir el llamado dolor de invierno
La mejor manera de evitar y prevenir los dolores invernales es seguir moviéndose. También vale la pena realizar estiramientos justo después de despertarse, ya que esto ayuda a mantener lubricadas las articulaciones, activa la circulación y minimiza la rigidez muscular.
Y no dejes de realizar actividad física, ya que el entrenamiento estimula la producción de neurotransmisores que tienen efectos antiinflamatorios y analgésicos, reduciendo el dolor. El ejercicio también sirve para lubricar las articulaciones, reducir la fatiga muscular y las contracturas y espasmos musculares.
Las actividades físicas también son excelentes para evitar los dolores articulares provocados por el frío, porque optimizan el flujo sanguíneo y aumentan la flexibilidad. ¡Más flexibilidad, menos dolor!
Mantener el cuerpo caliente, sin permitirse sentir el frío, y colocar una compresa tibia en la articulación dolorosa o en el lugar de la cirugía también ayuda, ya que favorece la dilatación de los vasos sanguíneos.
Los deportistas también lo sienten, y en los días fríos tienen más posibilidades de sufrir una lesión muscular, ya que los vasos sanguíneos se adelgazan, reduciendo el flujo sanguíneo y provocando que los músculos se contraigan para regular la temperatura y la circulación sanguínea por los órganos. Para reducir este riesgo, es fundamental calentar los músculos antes de cualquier actividad física, incluso si el ejercicio no es tan intenso.
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